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artificio. Creo que el profesor Navarro (sensible y romántico), necesita la imbricación de la re-

alidad y la vida, porque huye del artificio y de la quimera, y es ahí donde se encuentra. Esos

paisajes son reales, están llenos de vida. Es la primavera, es el invierno... son las estaciones,

se siente su perfume, se las oye, son música en su más pura esencia.

El viaja, preñándose de cada cosa que percibe para después en estas impresiones digitales

presentarnos lo que son sus emociones, que fugazmente cons-truyen una realidad, un trance

del mismo modo que Jackson Pollock

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afirmaba estar dentro de la pintura, en una situación

que podía evocar un trance o un viaje, suponiendo que sean cosas distintas…. El profesor Na-

varro sugiere unos caminos que hipnotizan... paisajes fugaces, que huyen y desaparecen fur-

tivamente... No es eso un trance?.

Con todo ello, es decir con estas obras tan esmeradas técnicamente, el autor nos permite

viajar en silencio; pasar del invierno al verano en un abrir y cerrar de ojos; soñar construyendo

su realidad, que ahora será la nuestra; jugar con la fugacidad de lo efímero para eternizarlo

en la propia obra representada en colores, formas, no-formas, líneas, sombras, vacíos, silen-

cios, perfumes….. trans-formando la experiencia vivida en eterna emoción. ¿No es esto aquello

de lo que hablaba Cavafis en Itaka, uno de sus poemas más conocidos, cuando dice que el

viaje proporciona sabiduría?

Al principio planteaba que lo FUGAZ es eterno, algo de lo que estoy absolutamente convencida

y con mucha razón Agustín García Calvo

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afirmaba que el viaje es la vida y la llegada, la

muerte, invitaba así a no tener demasiada prisa por llegar y a disfrutar del trayecto. La pregunta

es, ¿muere nuestro artista cada vez que llega al final de su trayecto?., yo creo que NO rotun-

damente, porque viaja y sigue cons-truyendo en estas impresiones digitales, fugaces?, eter-

nas?...

Si a los parques y a los grandes vacíos urbanos se añaden todas las tierras de nadie, los már-

genes abandonados llenos de zarzas, etc., podremos observar que el vacío sigue ramificán-

dose a distintas escalas, constituyendo el fondo sobre el que flotan las estructuras urbanas a

las que, utilizando un término físico, podemos llamar clusters: cúmulos informes donde la ma-

teria se concentra y se organiza formando estructuras. A pesar de su complejidad, el dibujo de

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Jakson Pollock, “My painting”, Possibilities, 1, 1947-48, en Herschel B. Chipp, Teorías del arte contemporáneo,

Madrid, Akal, 1995 (1968), p. 582.

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García Calvo, Agustín. “Viajeros al tren”, El País, 24 de mayo de 1989.